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Entendiendo la Mielofibrosis: Causas, Síntomas y Diagnóstico

La mielofibrosis es un tipo raro de cáncer de sangre que afecta la médula ósea, el tejido esponjoso dentro de los huesos donde se producen las células sanguíneas. Esta enfermedad forma cicatrices llamadas fibrosis, las cuales afectan la producción de células sanguíneas en el cuerpo.

Causas de la Mielofibrosis

La mielofibrosis se debe a una mutación genética en las células madre sanguíneas. Sin embargo, los investigadores no están seguros de qué causa esta mutación.

El proceso comienza cuando las células mutadas se replican y dividen, transmitiendo la mutación a nuevas células sanguíneas. Con el tiempo, estas células mutadas reemplazan la capacidad de la médula ósea para producir células sanguíneas sanas. Esto suele resultar en una disminución de los glóbulos rojos y un aumento de los glóbulos blancos. También causa cicatrices y endurecimiento de la médula ósea, que normalmente es suave y esponjosa.

Síntomas de la Mielofibrosis

La mielofibrosis tiende a progresar lentamente, por lo que es posible que no se presenten síntomas al principio. Sin embargo, a medida que avanza y comienza a interferir con la producción de células sanguíneas, los síntomas pueden incluir:

  • Fatiga
  • Dificultad para respirar
  • Hematomas o sangrado fácil
  • Sensación de dolor o plenitud en el lado izquierdo, debajo de las costillas
  • Sudores nocturnos
  • Fiebre
  • Dolor óseo
  • Pérdida de apetito y pérdida de peso
  • Epistaxis o sangrado de encías

Es importante tener en cuenta que estos síntomas pueden variar en intensidad y pueden ser diferentes en cada persona.

Tipos de Mielofibrosis

Existen dos tipos principales de mielofibrosis:

  1. Mielofibrosis primaria: Ocurre cuando la mielofibrosis se desarrolla de forma independiente, sin estar asociada a otra enfermedad de la médula ósea.
  2. Mielofibrosis secundaria: Se produce como resultado de otra enfermedad de la sangre, como la trombocitosis primaria o la policitemia vera. Representa aproximadamente el 10% al 20% de los casos diagnosticados.

Factores de Riesgo de la Mielofibrosis

Aunque la mielofibrosis es una enfermedad rara, existen algunos factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollarla:

  • Edad: Si bien la mielofibrosis puede afectar a personas de cualquier edad, generalmente se diagnostica en personas mayores de 50 años.
  • Otras enfermedades de la sangre: Algunas personas desarrollan mielofibrosis como complicación de otra enfermedad de la sangre, como la trombocitosis o la policitemia vera.
  • Exposición a productos químicos: Se ha asociado la mielofibrosis con la exposición a ciertos productos químicos industriales, como el tolueno y el benceno.
  • Exposición a radiación: Las personas que han estado expuestas a materiales radiactivos pueden tener un mayor riesgo de desarrollar mielofibrosis.

Diagnóstico de la Mielofibrosis

El diagnóstico de la mielofibrosis generalmente se basa en pruebas como el conteo sanguíneo completo (CSC) y la biopsia de médula ósea.

En el CSC, las personas con mielofibrosis suelen presentar niveles muy bajos de glóbulos rojos y niveles inusualmente altos o bajos de glóbulos blancos y plaquetas.

La biopsia de médula ósea implica tomar una pequeña muestra de médula ósea y examinarla de cerca en busca de signos de mielofibrosis, como cicatrices.

En algunos casos, también se pueden realizar radiografías o resonancias magnéticas para descartar otras posibles causas de los síntomas o resultados del CSC.

Tratamiento de la Mielofibrosis

El tratamiento de la mielofibrosis generalmente depende de los síntomas que presente cada persona. Muchos de los síntomas comunes de la mielofibrosis están asociados a una condición subyacente causada por la enfermedad, como la anemia o el agrandamiento del bazo.

Tratamiento de la anemia

Si la mielofibrosis causa anemia grave, es posible que se necesite:

  • Transfusiones de sangre: Las transfusiones regulares de sangre pueden aumentar el recuento de glóbulos rojos y reducir los síntomas de la anemia, como la fatiga y la debilidad.
  • Terapia hormonal: Una versión sintética de la hormona masculina andrógeno puede promover la producción de glóbulos rojos en algunas personas.
  • Corticosteroides: Estos medicamentos pueden usarse junto con los andrógenos para estimular la producción de glóbulos rojos o disminuir su destrucción.
  • Medicamentos recetados: Los medicamentos inmunomoduladores, como la talidomida (Thalomid) y la lenalidomida (Revlimid), pueden mejorar el recuento de células sanguíneas. También pueden ayudar con los síntomas del agrandamiento del bazo.

Tratamiento del agrandamiento del bazo

Si tienes el bazo agrandado debido a la mielofibrosis y esto causa problemas, tu médico puede recomendarte:

  • Radioterapia: La radioterapia utiliza haces dirigidos para eliminar células y reducir el tamaño del bazo.
  • Quimioterapia: Algunos medicamentos de quimioterapia pueden reducir el tamaño del bazo agrandado.
  • Cirugía: Una esplenectomía es un procedimiento quirúrgico que consiste en extirpar el bazo. Tu médico puede recomendarte esto si no respondes bien a otros tratamientos.

Tratamiento de los genes mutados

Un nuevo medicamento llamado ruxolitinib (Jakafi) fue aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos en 2011 para tratar los síntomas asociados con la mielofibrosis. Ruxolitinib actúa sobre una mutación genética específica que puede ser la causa de la enfermedad. En ensayos clínicos, se demostró que reduce el tamaño del bazo agrandado, reduce los síntomas de la mielofibrosis y mejora el pronóstico.

Tratamientos experimentales

Los investigadores están trabajando en el desarrollo de nuevos tratamientos para la mielofibrosis. Si bien muchos de estos tratamientos requieren más estudios para asegurarse de que sean seguros, los médicos han comenzado a utilizar dos tratamientos nuevos en casos específicos:

  • Trasplante de células madre: Los trasplantes de células madre tienen el potencial de curar la mielofibrosis y restaurar la función de la médula ósea. Sin embargo, el procedimiento puede presentar complicaciones potencialmente mortales, por lo que generalmente solo se realiza cuando ningún otro tratamiento funciona.
  • Interferón-alfa: El interferón-alfa ha retrasado la formación de cicatrices en la médula ósea de personas que reciben tratamiento temprano, pero se necesita más investigación para determinar su seguridad a largo plazo.

Enfoque en la Investigación Clínica

La investigación clínica es fundamental para encontrar nuevos tratamientos y mejorar los existentes. Si estás interesado en participar en ensayos clínicos para la mielofibrosis, existe un servicio de apoyo que puede ayudarte a obtener información sobre los ensayos clínicos disponibles.

Además, se están llevando a cabo investigaciones para comprender mejor la enfermedad y desarrollar nuevos enfoques terapéuticos. La investigación se centra en mejorar los tratamientos actuales y descubrir nuevas formas de abordar la mielofibrosis.

Conclusión

La mielofibrosis es un tipo de cáncer de sangre que afecta la producción de células sanguíneas en la médula ósea. Si bien es una enfermedad rara, puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de las personas afectadas. El diagnóstico temprano y el acceso a tratamientos adecuados son fundamentales para manejar los síntomas y mejorar el pronóstico de la enfermedad. Si tienes preocupaciones o sospechas de tener mielofibrosis, es importante que consultes a un médico para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado.

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